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¿Son los iPhone más modernos resistentes al agua? Sí. ¿Significa eso que podemos usarlos como nos plazca en piscinas o playas a modo de cámara submarina, o despreocuparnos si el teléfono se nos cae en la nevera? Ni te lo plantees. Es verdad que Apple nos garantiza cierta resistencia, pero es para evitar averías serias y no para que transformes el iPhone en una cámara submarina.
Por eso mismo, y por mucha resistencia al agua que haya, siempre es bueno secar bien un iPhone que se nos haya caído al agua. Normalmente la gente busca métodos rápidos para poder hacerlo, pero el más adecuado no es precisamente el que suele verse en las redes.
La reacción de gran parte de las personas es secar bien el iPhone con una toalla o incluso la ropa que llevamos puesta, cosa que no está mal. Pero para secar el teléfono completamente y evitar que el agua que se haya podido colar dentro termine por filtrarse y dañar su interior se suele recurrir a artilugios como secadoras o algo tan simple como hundir el iPhone en un recipiente lleno de arroz.
Ninguna de las dos situaciones es ideal. Un secador puede acabar dañando algún componente del iPhone por el calor que emite, y aunque el arroz es capaz de absorber el agua añade el riesgo de que el almidón pueda filtrarse también a través del puerto o el espacio entre los botones. El riesgo no es muy alto en este caso, pero es riesgo al fin y al cabo.
¿Qué solución es la más eficiente y la que al mismo tiempo tiene menos riesgo? Pues dejar el iPhone en bolsas de gel de sílice. Si no sabes de lo que hablo, son esas bolsitas que suelen estar presentes en las cajas de dispositivos electrónicos o de ropa. Están ahí precisamente para absorber toda la humedad que se pueda, y eso es lo que puede actuar muy bien si queremos secar un iPhone que se ha mojado por accidente.
Es posible que hayas guardado esas bolsas por alguna parte, pero si no lo has hecho y te gustaría tener un «seguro» por si necesitas secar el iPhone, puedes hacerte con ellas en Amazon:
Un último consejo: tampoco es bueno poner el iPhone al sol. Esa solución puede acabar siendo peor que el problema original, porque entonces pasamos a calentar el teléfono demasiado. Así que para resumirlo todo, idealmente debes secar el iPhone con una toalla o trapo que tengas a mano y dejarlo entre esos sobres de gel de sílice todo el tiempo que puedas. Y por supuesto, por lo que más quieras, no lo enchufes a la corriente mientras no lo seques bien.
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